Ataque de tos

Tendrías que haber visto el careto

angelical de un servidor

el dia de mi primera comunión.

Disfrazado de contraalmirante

y repeinado el pelo con fijador

no veas como era el cante

que iba dando yo.

Cuando el párroco se inclinó

hacia mí temblé de emoción;

iba a llegar

a mis labios el dulce manjar...

Pero no

pude recibir el sacramento,

me lo impidió un violento

ataque de tos.

Dieciseis veranos después

me ví de pingüino ante el altar otra vez

decidido a casarme, por fin, con Mari Cruz.

Al sonar la marcha nupcial

a mi pobre suegra le dió por llorar,

me hizo un guiño la novia

bajo el velo de tul.

"¿Quieres -Dijo Fray Bernabé-

por esposa a esta mujer?"

Raudo y feliz

iba yo a responder que sí...

Pero no

pude consumar el casamiento,

me lo impidió un violento

ataque de tos.

Cuando la perentela que nunca me tragó

supo que me moría

alrededor del lecho de dolor

velaron noche y día;

pero no soy tan tonto para no advertir

que al calorcillo de la herencia

se reconcilian Abel y Cain

y el tajo pasa por Valencia.

La bruja de mi nuera "papa,

-me dijo- le conviene testar,

póngase usted

gafas, le traigo pluma y papel"...

Pero no

conseguí firmar el testamento

porque me mató un violento

ataque de tos.

Pero no

pude recibir el sacramento,

me lo impidió un violento

ataque de tos.

Pero no

pude consumar el casamiento,

me lo impidió un violento

ataque de tos.

Pero no

conseguí firmar el testamento

porque me mató un violento

ataque de tos.

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